SANTIAGO ERAUSQUÍN “El arte no se vende”(Por Facundo Sagardoy).
En su paso por la provincia el plástico Santiago Eurasquín, con motivo para dictar una conferencia sobre vanguardias, soltó expresiones como “no importa si el artista es o no profesional” y “los oficios nada tienen que ver con el arte”. Al instante, fue replicado por artistas de la zona. Sin embargo, como sostuvo a Momarandu “es habitual que ello suceda, pero en fin es cierto, pues preconcebir una obra con el fin de venderla luego, es tratarla como lo trata todo este sistema: como mercancía”.
Además de artista plástico, Eurasquín es diseñador gráfico por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, de la UBA. Profesor Nacional de Grabado en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, profesor adjunto de Historia del Arte Medieval, profesor titular de Historia del Arte e Historia del Arte Contemporáneo y auxiliar de Metodología de la Investigación Artística y Cultura y Sociedad.
Llegó a Corrientes hace escasos días con motivo de la 3º Maratón Cultural que grupos de artistas independientes y autogestionados gestaron en dos jornadas de exposición, reflexión y debate.
Invitado por la editorial artesanal Ananga Ranga, coordinadora del evento, Eurasquín acompañó a José Fraguas, referente de la editorial Cencerro de Buenos Aires, que hace menos de un año cerró trato con Ananga para editar “Ida y Vuelta, antología de poetas de Corrientes y Chaco”. Cabe destacar que Eurasquín es el saliente ilustrador y diseñador de Cencerro.
Si durante el primer día de jornada de Maratón la presencia de Eurasquín pasó desapercibida por sólo remitirse a mostrar sus obras plásticas, durante el segundo, protagonizó uno de los más interesantes debates detrás de escena.
Su conferencia “Vanguardias al día” sirvió a los artistas para iniciar una intensa trastienda de discusión sobre cuál es el rol del artista con relación al avance del mercado, y cómo hace para resistir el arte mismo a los valores legitimados en términos estéticos por la industria como valederos para concebir una obra.
Con singular interpretación de lo propio de la vanguardia, Eurasquín la definió como lo rebelde, en contra de todo aquello preconcebido, con raíces directas en interpretaciones críticas de lo validado como real o verdadero.
La visión “combativa” de la vanguardia de Eurasquín, en pleno debate chocó con la de muchos de los presentes en su conferencia. “El arte no se vende” dijo sin temores, de lo que varios artistas interpretaron “en estos términos un creador de obras jamás podrá vivir de sus creaciones”.
La crítica sobre lo definido como “artista profesional” o “de oficio” -visión arraigada en Chaco y Corrientes- llegado a este punto fue inevitable. Sobre ello, el conferencista de las vanguardias habló con Momarandu luego del debate que inició y aún no termina.
Vanguardia y profesión
Según Eurasquín, el artista de vanguardia se caracteriza por ser sobre todo un permanente inconforme. Lo anterior le sirve sólo para reconocer a su enemigo: lo anterior, lo muerto.
“Debemos concebir un nuevo arte”, “aquel ya está caduco”, son expresiones comunes en este tipo de artista según Eurasquín, pues actúan de guía en su pensamiento contestatario y colectivo.
La inconformidad constante sobre lo establecido como norma de lo estético, vista desde el punto contrario, según las interpretaciones del plástico, llevan al artista a responder a la búsqueda inquebrantable de la novedad.
El arte de vanguardia según Eurasquín, se opone en la actualidad, principalmente a los contenidos legitimados por el arte burgués contemporáneo, al cual se lo rechaza por ser expresión de lo degradado y en descomposición.
Son manifestaciones o desprendimientos de este en tanto, todo arte preconcebido para ser mercantilizado, todo arte que azuce el individualismo, que sea antidemocrático, en fin, todo arte concebido en términos de la lógica iluminista.
Al oponerse a la concepción burguesa del arte, legitimada por el manejo de la técnica, detentadora del pensamiento hegemónico, según Eurasquín, el arte de vanguardia se ubica inmediatamente al otro extremo de tales interpretaciones y promueve un arte democratizado de libre acceso y producción.
Por lo cual, con el fin de “democratizar” a la cultura, uno de los conceptos que el artista de vanguardia echa por tierra es el de la “profesión” en términos de la necesidad de formarse profesionalmente para adquirir los conocimientos especializados para lograr el status de artista.
“A los artistas de vanguardia no les interesa, si son plásticos por ejemplo, si pintan bien o mal porque desde el momento que el artista dice tener la capacidad para prestar “garantías” de que su obra será redituable estéticamente se define en términos del capital”, señaló el plástico.
domingo, 16 de diciembre de 2007
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